“Las crisis aceleran los procesos de toma de decisiones, para bien o para mal. Las oportunidades van a surgir según cuán preparado estemos y la capacidad que tengamos para adaptarnos ante los nuevos escenarios”, afirmó el especialista a Breves Streaming. “Si no nos sabemos adaptar a las nuevas situaciones para tomar rápidamente decisiones que nos ayuden a aprovechar las oportunidades que aparezcan, seguramente eso nos va a complicar”, agregó.

- Agustín ¿Cómo están trabajando este cierre de año con las empresas y los clientes?

- Seguimos trabajando mucho en el tema de manejar los procesos y las expectativas que se perciben por la posibilidad de que haya un rebote positivo y crecimiento económico. Hoy muchas empresas se están preparando para desarrollar una nueva temporada que puede llegar a ser muy buena. No es solamente una cuestión de reestructurarse, sino más bien de armarse para dar un buen salto a futuro que les permita estar preparadas para lo que se viene. O sea, hay expectativa positiva. Tenemos que después corroborarlo con la realidad. 

En ese sentido, Remondino considera que “las empresas necesitan trabajar en su propuesta de valor, y entender que tienen que comunicar las cosas pero de una manera correcta para poder llegar a los clientes que ellos quieren, y de esa forma poder vender más”. 

- ¿Hay empresas que comunican más? ¿Hay empresas que comunican menos? ¿Cuánto importa?

- Hay todo tipo de empresas y también va dependiendo del público. Yo creo que cuando se tiene muy claro el público al cual se le quiere vender, la pregunta no es si comunicas mucho o poco, sino cómo y dónde comunicar mejor estratégicamente. Por ejemplo, hoy es raro que las grandes empresas hablen del producto. Hay como una claridad en general de que el público lo que busca son experiencias, entonces lo que se vende son esas experiencias, sensaciones y valores. Hoy se venden emociones más que productos.

Al respecto, el especialista asegura que si “logramos que un producto que estamos vendiendo se interprete como una experiencia, no importa si ese consumo fue mejor o peor, pero si va a trascender a lo largo del tiempo”. “La experiencia que te hizo vivir se mantiene. En cambio, el producto se acaba en el momento en que lo terminaste. La experiencia la viviste, te queda y trasciende”, dijo Remondino.