La división que registró el mayor incremento fue Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, con una suba del 14,3%. Este aumento se debe a los ajustes en las tarifas de electricidad y gas, así como al alza en los alquileres. En segundo lugar, se posicionaron los Restaurantes y hoteles, con un aumento del 6,3%, y la Educación, con un 5,7%, debido a las subas en todos los niveles de enseñanza.

Las divisiones que menos variaron en junio fueron Bebidas alcohólicas y tabaco (2,1%) y Equipamiento y mantenimiento del hogar (2,3%). Estos datos evidencian cómo los servicios regulados y los estacionales son los principales motores de la inflación en este período.

En términos de categorías, los precios regulados lideraron el incremento con un 8,1%, seguidos por los estacionales con un 4,4% y el IPC Núcleo con un 3,7%. Este comportamiento refleja las políticas de ajuste de tarifas y su impacto directo en el costo de vida.

Tanto el Gobierno como las principales proyecciones preveían que junio marcaría un rebote en la inflación. Desde diciembre, cuando el IPC fue del 25,5%, se había observado una tendencia a la baja con índices de 20,6% en enero, 13,2% en febrero, 11% en marzo, 8,8% en abril y 4,2% en mayo. No obstante, la cifra de junio superó las expectativas gubernamentales de mantener la inflación por debajo del 5%.

Luis Caputo y el presidente Javier Milei habían pronosticado un índice inferior al 5%, lo que finalmente no se cumplió. Milei expresó que las proyecciones privadas quedaron en "offside" al estimar una inflación mayor. Este desacuerdo subraya la incertidumbre y volatilidad económica actual.

Las consultoras coinciden en que la inflación de junio no mostró un rebote excesivo respecto al 4,2% de mayo. La recesión y la caída del consumo han sido factores moderadores, especialmente en el rubro de Alimentos y Bebidas. Diversos informes destacan aumentos moderados en los precios de los alimentos, como los reportados por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci) y LCG.

El Gobierno se enfrenta al desafío de reducir el IPC a números cercanos al 2% y estabilizar el crawling peg del dólar oficial, con el objetivo de eventualmente eliminar el cepo cambiario. Esta estrategia busca crear un entorno económico más estable y predecible, aunque las cifras actuales indican que aún queda un largo camino por recorrer.

Las consultoras proyectan una inflación "estancada" entre el 4% y el 5,5% para el resto del año, respaldando esta previsión el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central. Este escenario plantea interrogantes sobre la capacidad del Gobierno para alcanzar sus objetivos de inflación.

El índice de inflación de junio, aunque dentro de lo esperado, resalta las dificultades económicas persistentes. La suba en tarifas y servicios regulados sigue siendo un factor clave, mientras que la recesión y la caída del consumo han ayudado a moderar los aumentos en otros sectores.

El dato oficial de la Ciudad de Buenos Aires, que marcó un 4,8%, también muestra una aceleración respecto a mayo, sugiriendo que la inflación sigue siendo un problema significativo que requiere medidas efectivas para su control. En este contexto, la confianza del Gobierno en una reducción rápida de la inflación será puesta a prueba en los próximos meses.