En marzo de 2025, la inflación en Argentina experimentó una notable aceleración al alcanzar el 3,7%, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Este registro mensual representa un incremento de 1,3 puntos porcentuales en comparación con febrero, cuando el índice marcó un 2,4%. Este valor no solo posiciona al mes de marzo como el de mayor inflación en los últimos siete meses, sino que también marca un punto crítico en la dinámica económica reciente del país.

El dato acumulado de inflación en lo que va del año ya se sitúa en un 8,6%. Este incremento, sostenido y significativo, preocupa tanto a expertos como a la ciudadanía, especialmente considerando el impacto en bienes y servicios esenciales.

Entre las divisiones que experimentaron mayores aumentos, la de Educación lidera con un alza del 21,6%, impulsada por los costos asociados al inicio del ciclo lectivo. Le sigue la categoría de Alimentos y bebidas no alcohólicas, con un incremento del 5,9%, explicado por la suba en productos como verduras, tubérculos, legumbres, carnes y sus derivados. Este sector también tiene la mayor incidencia en todas las regiones del país.

Por otro lado, las categorías que mostraron las menores variaciones en marzo fueron Bebidas alcohólicas y tabaco (0,8%) y Recreación y cultura (0,2%). Esto subraya el carácter desigual de los incrementos, que afectan más severamente a sectores de primera necesidad, impactando de forma directa en el bolsillo de las familias argentinas.

Si bien es cierto que los precios regulados y el IPC núcleo mostraron variaciones del 3,2%, lo más llamativo fue el comportamiento de los precios estacionales, que lideraron con un incremento del 8,4%. Este tipo de fluctuaciones pone en evidencia las dificultades que enfrenta el gobierno para contener las presiones inflacionarias en un contexto complejo.

En Córdoba, la inflación de marzo fue menor que el promedio nacional, registrándose un incremento del 2,8%. Aunque esta cifra es menos alarmante, no deja de ser significativa en el contexto local, donde también se sienten los efectos de la inflación en productos y servicios básicos.

El impacto de esta aceleración inflacionaria se extiende más allá de las cifras, incidiendo en la planificación de los hogares y empresas, así como en las expectativas económicas para los próximos meses. Ante este panorama, surgen múltiples interrogantes sobre la eficacia de las políticas económicas actuales y las medidas que se implementarán para contrarrestar esta tendencia.

Los expertos enfatizan la necesidad de un enfoque integral que permita contener la inflación sin desincentivar el crecimiento económico. Sin embargo, la incertidumbre persiste, alimentada por un escenario global desafiante y por la necesidad de adoptar reformas estructurales de amplio alcance.