El presidente Javier Milei encabezó en la base militar de Río Cuarto la presentación oficial de seis aviones F-16 adquiridos a Dinamarca. El acto se convirtió en escenario de un discurso en el que el mandatario buscó instalar una nueva definición de soberanía, diferenciándose de la visión sostenida por el kirchnerismo en las últimas décadas.

Milei habló desde la pista aérea, con las aeronaves detrás, y planteó que la soberanía no puede limitarse a símbolos o consignas. Según su mirada, un país que pretende desarrollarse de manera sostenida debe contar con una economía pujante y con capacidades militares que respalden ese crecimiento.

El presidente enlazó ambos conceptos: prosperidad económica y defensa. En su discurso, subrayó que la soberanía requiere tanto de una sociedad que crezca como de la posibilidad de hacerse respetar en el concierto internacional.

La comparación con el kirchnerismo fue directa. Milei sostuvo que durante años se habló de soberanía sin resultados concretos, entregando un país pobre e indefenso. En ese marco, ironizó que para sus opositores soberanía era “una gran villa miseria decorada con banderines de Argentina”.

El mandatario insistió en que esa visión representa una incapacidad teórica y moral, al reducir la soberanía a pobreza, aislamiento e irrelevancia.

Otro eje de su intervención fue la designación del teniente general Carlos Presti como nuevo ministro de Defensa, en reemplazo de Luis Petri, quien asumió como diputado. Milei agradeció a Petri por la gestión que permitió la adquisición de los F-16 y defendió la idoneidad de Presti para el cargo.

El presidente señaló que la designación generó revuelo mediático impulsado por sectores políticos que calificó de infantiles. Rechazó que se trate de un retroceso democrático y destacó la trayectoria militar de Presti como garantía de integridad y valores.

Milei también apuntó contra el kirchnerismo por su relación con las Fuerzas Armadas. Según dijo, durante años se demonizó a las instituciones militares, resentido el vínculo con la sociedad y utilizando la tragedia de la última dictadura con fines políticos.

El acto en Río Cuarto no se limitó a la exhibición de las aeronaves. Fue utilizado como plataforma para reforzar la idea de que la soberanía debe ser entendida como desarrollo económico acompañado de capacidad de defensa.

La compra de los F-16 a Dinamarca marca un paso en la modernización de la Fuerza Aérea. Se trata de seis unidades que, según el Gobierno, permitirán mejorar la capacidad operativa y la presencia internacional de Argentina en materia de defensa.

El discurso de Milei buscó instalar un contraste claro: mientras el kirchnerismo habría reducido la soberanía a consignas, su gestión pretende vincularla con crecimiento económico y poder militar.

La presentación de los aviones se convirtió así en un acto político, además de militar. Milei utilizó el escenario para reforzar su narrativa de cambio respecto a gobiernos anteriores y para justificar decisiones recientes en materia de defensa.

La insistencia en redefinir soberanía refleja una estrategia discursiva que busca legitimar políticas económicas y militares bajo un mismo concepto. En ese marco, la adquisición de los F-16 funciona como símbolo de esa visión.

El presidente concluyó su intervención destacando que la designación de Presti responde a criterios de conocimiento y experiencia, no de imagen pública. Señaló que su trayectoria en el Ejército lo dota de valores que, según él, muchos políticos desconocen.

El acto en Río Cuarto dejó en claro que Milei pretende instalar un nuevo significado de soberanía, uno que combine prosperidad económica con capacidad de defensa, y que se distancia de la interpretación sostenida por el kirchnerismo.