Manuel Ron, Presidente de Bio4 y de la Agencia Córdoba Innovar y Emprender, se refiere a su experiencia en el sector público, el potencial de Córdoba en biotecnología y los desafíos de transformar la innovación en valor económico.

¿Cómo se conjugan los dos roles, el de empresario y el de funcionario?

La verdad que es un desafío interesante. Yo nunca había participado en la gestión pública antes de asumir este cargo en la Agencia, y debo decir que estoy aprendiendo muchísimo. Es una experiencia que no me arrepiento de haber tomado, porque me permite ampliar mi visión y llegar a muchos más lugares, tanto a nivel provincial como con emprendedores, universidades y empresarios. Estoy devolviendo a Córdoba un poco de todo lo que he aprendido y logrado, y eso me llena de satisfacción.

Desde la Agencia, apoyamos incubadoras, aceleradoras y proyectos que vinculan a los emprendedores con el sector privado. Además, actuamos como nexo entre universidades y empresas, para que la ciencia y la tecnología que se genera en la región se apliquen en el mercado.

¿Cómo se diferencia este rol público con el trabajo en el sector privado?

Son muy distintos. En el sector privado, todo va mucho más rápido; las decisiones se toman y se implementan con velocidad. En el sector público, hay mucha burocracia, y eso puede resultar frustrante. Sin embargo, creo que es posible incidir y lograr cambios.

En cuanto a la empresa Bio4, se trata de un proyecto que ha crecido muchísimo desde sus inicios. Estamos asociados con varios productores y hemos generado empleo de calidad en la región. Además, estamos exportando tecnología, algo que no imaginábamos al principio. Lo que comenzó como una planta para transformar el maíz en etanol y burlanda ha evolucionado hacia nuevos negocios.

Bio4 posee proyectos de responsabilidad social empresaria (RSE), como la huerta sustentable. ¿De qué se trata?

Claro, es un proyecto que nos enorgullece mucho. Se trata de huertas urbanas y agroecológicas que desarrollamos en conjunto con la municipalidad. La idea es que la gente pueda trabajar cerca de sus hogares, creando un círculo virtuoso donde se benefician todos: la comunidad, el medio ambiente y la economía local.

La empresa está en cercanías a la ruta 8, que se encuentra intervenida con una obra de autovía paralizada, que se estaría retomando…

La Ruta 8 es un eje clave para la ciudad y la región, y ha habido muchos problemas con las obras de la autovía, que están paralizadas en algunos tramos. Eso ha generado caminos alternativos peligrosos y situaciones que no deberían ocurrir. Desde el sector empresarial, hemos reclamado soluciones, pero la burocracia a nivel nacional complica las cosas.

Pasando al panorama nacional, ¿cómo ves la situación económica de Argentina? ¿Hay luz al final del túnel?

Es un panorama complejo. A nivel macroeconómico, todavía no arrancamos, y hay muchas promesas que siguen siendo solo eso: promesas. Lo que falta son planes productivos concretos. En nuestro sector, por ejemplo, estamos esperando una nueva ley de biocombustibles que debería regular mejor el mercado y permitir un aumento en el corte de etanol. En Brasil, el corte es del 27,5%, mientras que acá estamos en el 12%. Necesitamos que el gobierno actúe y cumpla con esos compromisos.

Argentina tiene el potencial de producir 200 millones de toneladas de granos, pero no podemos limitarnos a exportar materia prima. Necesitamos transformar esos productos en bienes de mayor valor agregado, como carne envasada, leche en polvo y otros alimentos procesados. Eso generaría más empleo y mejoraría la calidad de vida de los argentinos. También es clave mejorar nuestra infraestructura logística, como la hidrovía y los accesos a los puertos.