Agro

24/02/2025
Desafíos agropecuarios 2025
El sector agropecuario enfrenta incertidumbre climática y económica para este año
Rentabilidad ajustada, clima impredecible y precios de los granos en baja complican la planificación del 2025.
El 2025 se perfila como un año de grandes desafíos para el agro argentino
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El sector agropecuario argentino se prepara para un 2025 lleno de desafíos. Tras un 2024 con resultados alentadores en términos de compraventa y alquileres de campos, la preocupación ahora gira en torno a la rentabilidad, los efectos del cambio climático y el comportamiento de los precios de los commodities. Los productores, inversores y empresarios del agro deberán navegar un escenario económico y climático marcado por la incertidumbre.

En 2024, el sector cerró con un crecimiento destacado, atrayendo nuevos inversores al mercado agrícola. Sin embargo, la caída en los precios de los granos en los últimos meses ha comenzado a presionar la rentabilidad, generando incertidumbre sobre el futuro de los márgenes. Esta situación, sumada a costos en alza, obliga a los actores del agro a replantear sus estrategias para el 2025, en un contexto donde cada decisión debe ser medida cuidadosamente.

La cuestión climática añade más presión a esta situación. Si bien las lluvias recientes trajeron cierto alivio, el año había sido seco, con un régimen hídrico deficitario que afectó los rendimientos de los cultivos. Esta imprevisibilidad en los rindes hace que la planificación financiera de los productores sea más complicada de lo habitual, sobre todo para quienes proyectaban mejores resultados.

El mercado de alquileres rurales, que en 2024 se mantuvo estable tras varios años de aumentos consecutivos, enfrenta también una situación incierta. Se anticipa que en 2025 podría haber una leve baja en los valores de los alquileres, una posibilidad que está siendo evaluada de cerca por los productores. La decisión de alquilar o no un campo estará determinada por la rentabilidad esperada y el interés de los productores por mantener las tierras en producción, en un entorno de riesgo y costos elevados.

La situación financiera de algunas empresas clave del sector también ha encendido alarmas. En los últimos meses, compañías como Los Grobo, Surcos y Sancor se vieron obligadas a entrar en concursos preventivos, lo que genera incertidumbre sobre la solidez financiera del agro. Si bien no se percibe una crisis generalizada, estos casos han subrayado la importancia de gestionar riesgos y prever escenarios adversos en el corto y mediano plazo.

A pesar de los desafíos, el 2025 también presenta algunas oportunidades. Se espera un mayor interés por tierras mixtas, que combinan cultivos y ganadería, dado que la escasez de tierras exclusivamente agrícolas y la estabilidad del dólar están impulsando este tipo de inversiones. Además, zonas con acceso a riego, como la del Río Negro, están captando la atención de nuevos inversores. Estas áreas ofrecen un potencial atractivo, aunque los proyectos requieren plazos más largos para concretarse.

Los cultivos intensivos y permanentes, como nogales, pistachos y almendros, podrían tener un crecimiento importante en el mediano plazo, siguiendo el camino de los exitosos cultivos de olivos y viñedos. Sin embargo, estas inversiones dependen en gran medida de la estabilidad macroeconómica del país, ya que los retornos suelen tardar varios años en materializarse. La tradición agropecuaria argentina y la calidad de sus tierras siguen siendo factores que posicionan al país como un actor relevante en el mercado mundial.

En definitiva, el 2025 se perfila como un año de grandes desafíos para el agro argentino. La clave estará en cómo el sector enfrenta la incertidumbre climática, económica y de rentabilidad, buscando mantener su competitividad en un contexto que demanda más planificación y gestión de riesgos que nunca.

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