Durante la entrevista, Adrián Capello fue enfático al analizar uno de los temas que más preocupan al sector de la construcción y el desarrollo urbano: el acceso al crédito. “Sin crédito es imposible reactivar el mercado inmobiliario”, señaló. Para él, no se trata de una cuestión opinable, sino de una realidad que se refleja en la caída de la demanda de terrenos, viviendas y desarrollos habitacionales.

Capello explicó que, históricamente, el crédito funcionó como la herramienta fundamental para movilizar no sólo la construcción sino también una red de industrias y servicios vinculados. “Cuando hay líneas de crédito accesibles y previsibles, se activa la compra de lotes, se construye, se venden casas, se mueve el empleo y se multiplica la inversión”, sostuvo.

En la actualidad, la ausencia de créditos accesibles frena tanto a quienes quieren construir su primera casa como a quienes desarrollan emprendimientos para vender. “La gente no puede comprar porque no hay financiación. Y quien podría construir para vender tampoco lo hace, porque sabe que no hay mercado”, resumió Capello.

Agregó que esta situación genera un círculo vicioso: baja demanda, baja inversión, menos actividad, pérdida de empleo, caída en la recaudación. “No es solo un tema del sector inmobiliario. El freno del crédito afecta a toda la cadena económica”, explicó.

También mencionó que este problema no se resuelve únicamente bajando tasas o mejorando las condiciones, sino creando reglas claras y políticas estables. “No alcanza con un crédito si después no sabés cuánto vas a pagar al mes siguiente. Tiene que haber previsibilidad”, insistió.

El acceso al crédito también tiene, para Capello, un impacto social profundo. “La gente quiere vivir donde nació, pero si no puede comprar un terreno o construir, se va a otro lado. Muchas veces no es por decisión, es por obligación”, señaló. En ese sentido, cree que facilitar créditos no solo reactivaría el mercado, sino que ayudaría a sostener el arraigo y a ordenar el crecimiento urbano de manera más planificada.

También apuntó que las ciudades intermedias como Río Cuarto tienen espacio, tierra disponible y demanda latente. “Hay miles de personas que alquilan porque no pueden acceder a una casa propia. Si existieran líneas de crédito reales, ese mercado estaría en movimiento”, dijo.

Capello considera que el crédito debería ser una política pública permanente, más allá de los gobiernos de turno. “No se puede depender de una medida aislada o de un banco específico. Tiene que haber un sistema de crédito hipotecario sólido, accesible y pensado a largo plazo”, propuso.

Mencionó que el crédito a tasa fija, con plazos extendidos y respaldo institucional, sería un primer paso para cambiar el escenario. También sugirió que los bancos públicos y privados deberían tener incentivos para facilitar ese tipo de préstamos, especialmente en zonas donde hay déficit habitacional.

Más allá del crédito bancario tradicional, Capello planteó que hay alternativas posibles, como fideicomisos, consorcios de construcción o programas de cofinanciamiento entre municipios y provincias. “No hay una única solución, pero hay que empezar a trabajar en serio el tema. El Estado tiene que estar, porque la vivienda es un derecho”, señaló.

Además, criticó la falta de coordinación entre niveles de gobierno: “Muchas veces hay tierra, hay necesidad, hay voluntad, pero falta articulación. Un plan serio de créditos podría ordenar todo eso”.

Desde su experiencia como desarrollador, también explicó que sin crédito es difícil encarar proyectos nuevos. “Para construir un barrio, una torre o un conjunto de dúplex necesitás inversores o compradores. Y si esos compradores no tienen acceso a crédito, el proyecto no se vende”, detalló.

Por eso, insistió en que el crédito no es un beneficio para un sector en particular, sino una herramienta estratégica para el desarrollo. “Cuando hay crédito, hay movimiento. Y cuando hay movimiento, hay trabajo”, concluyó.